viernes, 24 de septiembre de 2010

Un mate frente al mar

A la orilla de un mar dulce
con arena muy blanquita
me senté a una mesita
y a tomar mate me puse.
Ahí nomás estaba el cruce
porque al lado pasa un río;
a lo lejos un navío
se movía por las nubes
buscando mares azules,
llevándose un sueño mío.

Muerta la primera ronda
justo saqué la libreta,
mi lapicera violeta
y una gomera u honda.
Las piedras, como sondas
hurgaban los corazones
y encontraban razones
para derramar mi tinta.
Dejé mi página pinta
desbaratando terrones.

Terrones de ideas mías
que entre las olas, el viento,
la arena y el cemento
corrían cual cocolías.
Unas cuantas ondas frías
me pegaban en los pies.
Así medio de revés
iba tomando el sorbo,
que el mate no es estorbo
para quitar el estrés.

Igualmente avanzaba
la pluma sobre el papel
a medida que el bajel
por la espuma se alejaba.
Ahí nomás justo llegaba
la Patrona a acompañar
y su sonrisa a sumar
a estas pobres líneas,
de palabras discontinuas,
sobre un mate frente al mar.

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