jueves, 30 de agosto de 2007

De no se qué y no sé cuanto...

La maraña enorme de cosas que gusaneaban por las neuronas de Arbel lo habían alejado de las páginas de sus cuadernos por más tiempo de lo habitual. Una situación definitivamente indeseable, quizá tanto como fatalmente inevitable. Y es que; aparte de que la Facultad no era joda, últimamente nada era joda. Se sentía muchas veces sin ganas de hacer nada, pesado y apesadumbrado. Incluso las cosas que anteriormente habían sido fuente de solaz en las tardes lluviosas de verano ahora se perfilaban menos interesante que ver llover. Con todo, la mente de Arbel no encontraba sosiego en esa inmovilidad, si no que daba palos a ciegas en una desesperada búsqueda del por qué de razones desconocidas. Era casi como ese tema de Bersuit que dice “el alma se muere en el sarcófago de la elegancia”. Si bien por ahora ese sarcófago todavía aguantaba el peso de las paredes que se cerraban sobre el pobrecillo, su imaginación trabajaba febrilmente sobre las múltiples concebibles variaciones del momento en que los pilares finalmente cedieran y encontrara su psiquis aplastada bajo los escombros de las más íntimas incomodidades del ser. Y pensando así, diciendo así, llorando así por el camino, que será de este perdido por las calles de la Ciudad... Tal vez termine sentado en un banco de la Plaza, escribiendo el Opúsculo sobre la tortura del alma.

martes, 20 de marzo de 2007

El lobo feroz glance

No bien dan vuelta a la esquina y aparecen sobre el pasillo unas apetecibles piernitas bien torneadas, debidamente expuestas por su voluptuosa dueña, que las cabezas calenturrientas de la monada se voltean y gruesos goterones de masculina saliva luchan por escapar la custodia de sus bocas. La tortícolis se apodera e impide al cuello cualquier movimiento que aparte la vista de la sublime colita que enmarcan esas caderas peligrosas. Y la monada, hinchas de Boca, aspirantes a funcionarios, se agita y deshace en aullidos interiores mientras el lupino instinto trepa por nervios y se aloja en la mirada estrecha y lasciva de cánido hambriento...

Y así como vino, se va la minita, y vuelve el mar de hormonas revueltas a su nivel. La monada vuelve a ser gente, al menos por un rato más. Chicos... ¡A disimular un poco, eh!

martes, 23 de enero de 2007

Yes Dear

La Frances resucito. Un aplauso todo el mundo.

Yo no se escribir, ni me voy a hacer la que se escribir. Pero si se dibujar un poco asi que subire un dibujo:
























Es un poco viejo (de noviembre) pero funciona por ahora.

Si me dan permiso los dejo con un poema de alguien que si sabia escribir (y tambien es canceriano asi que mejor todavia):

ME GUSTA CUANDO CALLAS

Pablo Neruda

Me gusta cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llenas del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gusta cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

viernes, 5 de enero de 2007

Caminando por ahí...

Me expongo al lazo del destino mientras mis pies descalzos patean las baldosas frías, como fría es la noche citadina. Es que camino entre calles asfaltadas nuevamente y medianeras de ladrillos que me miran y susurran sus historias de vida, de ciudad vieja, de nueva ruina, de gente que fue pero que todavia mira... Y en mi cabeza todavía son, y andan, danzan, vuelan cual en la Plaza las palomas y las golondrinas. Que grande la Plaza, con sus bronces y sus rimas. La fuente canta su canzonetta, nocturna, matutina. El reloj también, toca... y la Plaza se menea, algo, muy poco, ¿será porque está viva?

miércoles, 3 de enero de 2007

Vahos

Despegad de mí, corredores del abismo,
que con funestos visajes provocan
las furiosas arremetidas de sismos
que las entrañas de la tierra desbocan.

Hundid el suelo de los mares,
aplanad las moradas del Olimpo...
Mas no toqueis los rosedales
ni los palmares de verde limpio.

Y cuando el fuego consuma
toda carne, y se levante
de fulgurantes tizones, bruma,

miraré cabalgar del Oriente
al jinete de límpida armadura
y sumir bajo su espada el Poniente.