miércoles, 31 de mayo de 2006

Lu en el sauce auténticamente incoherente o contemplación de una madrugada

Tres de la matina. Noche fría. Todo tranquilo afuera. Todo tranquilo en casa. ¿Todo tranquilo dentro? No. Nada que ver. Ahí es donde soplan las peores tempestades y donde se me caen los techos a pedazos.

Y mientras tanto a seguir remando como un hijo de puta, a contestar los “¿Cómo estás?” con un “Bien.” forzado y vacío, en fin a tratar de no dar ventajas, ¿de no exponer más de lo necesario? Un planteo de vida amarrete para evitar los goles en contra en estos tiempos de caídas espectaculares, aunque nos salga un partido aburrido, falso, divorciado de sus sentimientos fundamentales, diluidos en el altar del resultado...

“Orden contra desorden, gana el orden. Orden contra orden gana el que tiene mejores jugadores”. ¿Y quién pierde? Se pierde la osadía para un caño, un taquito, una gambeta, un beso o una flor, y la satisfacción que les subyace. Y con el tiempo se pierde hasta la creencia en la existencia misma de la osadía y de la satisfacción. Dios nos libre de ver la vida como agregado de cálculos de costo y beneficio; porque despues de todo, es sin ánimo de lucro.